La obesidad es uno de los mayores desafíos para la salud pública en España. Según datos del 2023, aproximadamente el 20% de la población adulta española sufre esta enfermedad, mientras que más del 40% tiene sobrepeso (1). En las últimas décadas, los hábitos alimentarios han cambiado significativamente, con un incremento en el consumo de alimentos ultraprocesados y de origen animal, y una disminución en la adherencia a patrones dietéticos tradicionales que se basaban en el consumo de frutas y verduras de temporada, cereales integrales, legumbres y frutos secos. La obesidad está directamente relacionada con numerosas enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer, lo que supone una carga significativa para el sistema sanitario español y afecta a la calidad de vida de millones de personas. Una revisión sistemática publicada hace un mes en la revista Obesity Reviews analizó la relación entre las dietas basadas principalmente en alimentos de origen vegetal y su impacto en la obesidad. 

Los investigadores seleccionaron estudios originales con participantes mayores de 18 años, con diseños de estudio prospectivos longitudinales o ensayos controlados aleatorizados. La revisión incluyó seis estudios con un total de 11 431 adultos de ambos sexos. Estos estudios se realizaron en diversos países, entre ellos Nueva Zelanda, Estados Unidos, Australia, Corea, China y un estudio multicéntrico que recopiló datos de Finlandia, Australia, Nueva Zelanda, Bulgaria y el Reino Unido. El resultado medido evaluado fue la obesidad, definida como un IMC (índice de masa corporal) ≥ 25 kg/m² y/o acumulación anormal o excesiva de grasa medida mediante la circunferencia de cintura e índices de adiposidad.

Los resultados de esta revisión respaldan los beneficios de las dietas vegetales para controlar el peso. Los ensayos controlados aleatorios encontraron efectos positivos y significativos de este tipo de alimentación en la pérdida de peso. Un estudio destacado mostró una diferencia muy significativa en la reducción del IMC después de 6 meses con una dieta completa basada en plantas en comparación con una dieta normal (reducción de 4.4 frente a 0.4 puntos de IMC).

Otro hallazgo relevante fue que una mayor adherencia a la alimentación vegetal se asoció con una menor recuperación de peso después de períodos de pérdida de peso inicial. Los estudios observacionales mostraron consistentemente un menor riesgo de desarrollar sobrepeso y obesidad con la adherencia a dietas vegetales, especialmente a las denominadas «saludables» (healthy Plant-Based Diet Index, hPDI por sus siglas en inglés), caracterizadas por un alto consumo de cereales integrales, frutas, verduras, frutos secos, legumbres, té y café.

Además de los beneficios para el control del peso, varios estudios encontraron mejoras significativas en parámetros metabólicos como la hemoglobina glicosilada, el colesterol en sangre y la presión arterial en personas que seguían dietas vegetales. En un estudio, las personas con mayor adherencia a dietas vegetales saludables presentaron un 21 % menos de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y una reducción significativa en el riesgo de hipertensión.

Figura 1

Figura 1. Los beneficios de una dieta basada principalmente en productos de origen vegetal.

Los mecanismos detrás de estos efectos positivos parecen estar relacionados con la menor densidad energética de los alimentos de origen vegetal, que generalmente contienen menos grasa, más agua y más fibra. Esto provoca una mayor saciedad y una mejor adherencia a la dieta, incluso sin seguir una restricción calórica específica. Los nutrientes específicos presentes en los alimentos de origen vegetal, como el potasio, el hierro, la vitamina C, el folato, el beta-caroteno y la fibra dietética, parecen jugar un papel importante en la regulación del metabolismo y la prevención de la acumulación de grasa.

Es importante destacar la diferencia entre las dietas vegetales saludables (hPDI) y no saludables (uPDI). Las dietas hPDI mostraron asociaciones inversas con marcadores inflamatorios relacionados con la adiposidad, el tejido adiposo abdominal y diversos parámetros de obesidad. En contraste, las dietas uPDI, caracterizadas por un alto consumo de cereales refinados, dulces y bebidas azucaradas, se asociaron positivamente con aumento de peso y síndrome metabólico.

En conclusión, la evidencia científica actual respalda firmemente que seguir una alimentación 100% vegetal, particularmente si se priorizan alimentos integrales y mínimamente procesados, está asociado con un mejor control del peso y una mejora de los parámetros metabólicos. Este tipo de dieta tiene el doble mérito de ser beneficiosa tanto para la salud humana como para el planeta, ya que los alimentos de origen vegetal tienen una menor huella climática que los de origen animal. Para España, un país que enfrenta una epidemia creciente de obesidad, estos hallazgos son particularmente relevantes.

Mensaje clave: Esta revisión destaca el potencial de las dietas vegetales saludables para combatir la obesidad y fomentar la sostenibilidad. A medida que aumentan las tasas de obesidad y las presiones medioambientales, la adopción de pautas alimentarias sostenibles ofrece una solución beneficiosa para todos a estos retos mundiales interrelacionados. Incorporar más alimentos vegetales integrales en nuestra alimentación cotidiana es una estrategia efectiva para combatir la obesidad y mejorar la salud pública.

Referencia:

  1. Estudio ENE-COVID: Situación ponderal de la población adulta en España. Informe. Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Ministerio de Consumo). Centro Nacional de Epidemiología (Instituto de Salud Carlos III). Mayo 2023. NIPO – 069-23-011-0.Disponible en: https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/docs/documentos/nutricion/ENE_COVID_ADULTOS_FINAL.pdf

Lee el estudio completo aquí:

Mambrini SP, Penzavecchia C,Menichetti F, et al. Plant-based and sustainable diet: Asystematic review of its impact on obesity. Obesity Reviews.2025;e13901. doi:10.1111/obr.1390