¿POR QUÉ LOS MÉDICOS NECESITAMOS SABER DE NUTRICIÓN?

Para poder abordar las principales crisis sanitarias.

Conocer cuál es la alimentación óptima para el ser humano y ayudar a nuestros pacientes a adoptarla, va más allá de ser otro hábito del estilo de vida saludable. La alimentación y el sistema alimentario actuales son la causa principal de cuatro de las mayores crisis sanitarias a las que nos enfrentamos los médicos hoy en día: 1) la creciente epidemia de enfermedades crónicas; 2) el aumento exponencial de la resistencia a los antibióticos; 3) el alto riesgo de futuras pandemias; y 4) las consecuencias del cambio climático.

En esta sección revisaremos una a una.

 

La epidemia de enfermedades crónicas

Las enfermedades crónicas o enfermedades no comunicables matan a 41 millones de personas en el mundo cada año, equivalente a 74% de todas las muertes a nivel mundial. De éstas, 17 millones ocurren en menores de 70 años (1). 

En el 2019, 9 de las 10 principales causas de muerte en los países occidentales se debieron a enfermedades crónicas (2). En España, en el 2022, las enfermedades cardiovasculares fueron la primera causa de muerte, seguidas por el cáncer (3). La cardiopatía isquémica es prevenible en el 80-90% de los casos con una dieta y hábitos del estilo de vida óptimos (4,5). En el caso del cáncer, se estima que alrededor del 65% de ellos son evitables (6,7), y el 30-35% se podrían prevenir con una alimentación adecuada (7). Entre el 40 y 60% de los casos de enfermedad de Alzhéimer se pueden prevenir (8,9), y algunos estudios y expertos estiman que hasta el 90% (10,11).  

 

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Figura 1. Tasa estandarizada por edad por 100.000 personas-año de años de vida perdidos prematuros, prevenibles y tratables de cáncer (edades (30-69 años) según los principales tipos de cánceres en hombres y mujeres en 2020. ASR = tasa estandarizada por edad; YLLs = años de vida perdidos (6).

Todos somos conscientes de la contribución del tabaco, el alcohol y el sedentarismo a estas muertes, pero ¿conocemos el alcance de una dieta no adecuada? Es más, ¿conocemos los efectos dañinos que el bajo consumo de alimentos como frutas, verduras, legumbres y cereales integrales, así como el consumo de productos de origen animal como carne, leche y derivados, huevos y pescado tienen en estas muertes?

La evidencia científica demuestra consistentemente que una alimentación rica en carne, lácteos y derivados y otros productos animales aumenta la mortalidad, así como el riesgo de enfermedades crónicas (12-15). En el 2015, la Agencia Internacional para la Investigación sobre Cáncer (IARC en inglés), que es parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), clasificó a la carne procesada (p.ej. embutidos, incluido el jamón, salchichas y paté) como carcinógeno tipo 1 (categoría que también incluye el tabaco, el asbesto y el plutonio), y la carne roja como carcinógeno tipo 2 (16). Por el contrario, una dieta vegetal mínimamente procesada, consistente en fruta, verdura, legumbres, cereales integrales, frutos secos y semillas, disminuye el riesgo de las enfermedades crónicas más frecuentes: cardiopatía isquémica, cáncer, diabetes, hipertensión arterial, enfermedad renal crónica, enfermedad de Alzheimer y obesidad; así como el riesgo de muerte (10-25). Es más, el cambio a una alimentación vegetal es una herramienta terapéutica con una eficacia similar, o mayor, que algunos de los fármacos o dietas utilizados para estas enfermedades (26-29). De hecho, es la única intervención terapéutica que ha demostrado revertir la cardiopatía isquémica (26,27). 

Encontrarás más información sobre los beneficios de una alimentación vegetal mínimamente procesada en la prevención y tratamiento de las enfermedades crónicas más frecuentes, en las secciones de la web y hojas informativas dedicadas a cada tema.

 

Resistencia a los antibióticos

Un estudio publicado en The Lancet estimó que en 2019, a nivel mundial, casi 5 millones de muertes se asociaron con resistencia a los antibióticos, incluyendo las 1.27 millones de muertes resultantes de infecciones bacterianas resistentes a antibióticos (30). Se estima que para el 2030 las cefalosporinas de tercera generación sean inefectivas para el 77% y 58% de las infecciones por E. coli y Klebsiella pneumoniae respectivamente (31), y que para el 2050, las muertes anuales por resistencia antimicrobiana alcance los 10 millones anuales (32). 

Contrariamente a lo que los médicos y la población en general creemos, la resistencia a los antibióticos no está causada por la automedicación, sino por los antibióticos que consumimos a diario con la comida.

El 73% de los antibióticos vendidos a nivel mundial se usan en animales destinados al consumo humano (33). El uso de antibióticos se usa para prevenir y combatir infecciones en animales de granja, criados en condiciones cada vez más insalubres, así como para engordarlos (34,35). Aunque en años recientes la Unión Europea ha impuesto regulaciones en el uso de antibióticos en la ganadería, la demanda creciente de proteína animal y las condiciones de crianza cada vez más intensivas, prevé que el uso de antibióticos en la ganadería a nivel mundial aumente (33). Es importante tener en cuenta que la mayor parte de los antibióticos usados en granja se administran en masa, es decir se añaden a los piensos o al agua para tratar a todo el grupo de animales. En la Unión Europea, el 85% de antibióticos vendidos a la industria ganadera se administran de forma grupal (36).

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Figura 2. Consumo antimicrobiano por país en 2017 y 2030. El tamaño de los círculos corresponde a la cantidad de antimicrobiano usado. Los círculos rojos oscuro corresponde a la cantidad usada en 2017, y la circunferencia exterior azul corresponde al aumento de consumo previsto en 2030 (33).

En España, a pesar de haber reducido los antibióticos administrados a animales para consumo humano un 62% del 2014 al 2022 (37), sigue siendo el país europeo con el mayor uso total de antibióticos (más de 1000 toneladas de antibióticos administrados cada año a los animales para consumo humano), y el cuarto cuando se ajusta por biomasa (36). 

Un problema añadido es el creciente uso de antibióticos en la acuicultura, que además tiene un mayor impacto medioambiental (38).

El uso de antibióticos en la ganadería y acuicultura conlleva la presencia de residuos de antibióticos en los alimentos, sobre todo aquellos de origen animal (carne, leche y derivados, huevo, pescado y miel). En menor medida, también se han encontrado en alimentos de origen vegetal por el uso de estiércol contaminado (parte de los antibióticos consumidos por los animales se excretan por las heces). Además, esto conlleva la contaminación del suelo y del agua, agravando el problema (34,35,38-40). En el pescado, el problema es aún más preocupante porque los antibióticos usados en la acuicultura y las aguas residuales contaminadas que acaban en los océanos, lagos y ríos conllevan una mayor ingesta y bioacumulación en el pescado (38,39). Se ha observado que los antibióticos en el pescado podrían aumentar la acumulación de mercurio en este (40).   

Además de generar resistencia al tratamiento antibiótico, la presencia de residuos de antibióticos en los alimentos conlleva otros riesgos para la salud como alergias, nefrotoxicidad, hepatotoxicidad, trastornos reproductivos, toxicidad para la médula ósea, teratogenicidad y carcinogenicidad (39,40).

A pesar de las estrategias propuestas para reducir el uso de antibióticos en la industria ganadera, la forma más efectiva de evitar el aumento de la resistencia a antibióticos es dejar de consumir productos de origen animal. 

Zoonosis y el riesgo de pandemias

Las zoonosis son infecciones transmitidas de animales al humano.

Desde el 2020, el mundo entero se ha visto abrumado por una pandemia causada por el virus SARS-CoV-2 que ha dado lugar a la enfermedad COVID-19, con consecuencias mundiales catastróficas. Se cree que se originó a partir de un pangolín en un mercado de animales vivos, también llamados ‘mercados húmedos’ por la acumulación en el recinto de sangre, entrañas y otros fluidos resultantes de matar a los animales en el momento (42).

La mayoría de los patógenos humanos más importantes son zoonóticos o se originaron como zoonosis antes de adaptarse al ser humano (43).

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Figura 3. Para que se produzca una pandemia, la mayoría de los patógenos humanos más importantes son zoonóticos o se originaron como zoonosis antes de adaptarse al ser humano (44).

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Figura 4. Se estima que a nivel mundial las enfermedades zoonóticas son responsables de unos 2.500 millones de casos de enfermedad y 2,7 millones de muertes cada año. El 75% de las nuevas enfermedades infecciosas emergentes son zoonosis, y el 60% de enfermedades infecciosas en humanos se originaron en animales (44).

El comercio de animales salvajes, la destrucción de su hábitat y la industrialización de la ganadería han propiciado las condiciones necesarias para la transmisión de nuevas infecciones, en su mayoría víricas, de los animales al ser humano. Casi todas las infecciones epidémicas y pandémicas desde la pandemia de gripe de 1918 se originaron por la transmisión del patógeno de los animales al humano y son el resultado de cualquiera de esas tres situaciones (44,45):

    • Ganadería intensiva: Actualmente, el ganado representa el 62% de toda la masa de mamíferos del planeta (los mamíferos salvajes representan solo el 4%) y las aves de corral representa el 71% de toda la biomasa de aves, reflejando una gran transformación en la composición de especies de nuestro planeta causada por el humano (44). 
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Figura 5. Distribución de  mamíferos en la Tierra según datos de 2015: 4% mamíferos salvajes (terrestres y marinos); 34% humanos; 62% ganado (35% vacas, 12% cerdos, 5% búfalos, 3% ovejas, 3% cabras, 2% caballos, 1% camellos, 1% burros).

La ganadería intensiva tiene un papel muy importante en las zoonosis. Las granjas intensivas, donde se hacinan miles de animales en condiciones poco higiénicas y con altos niveles de estrés, son caldos de cultivo para virus y otros patógenos. En estas condiciones, los virus tienen las condiciones ideales para mutar rápidamente y hacerse más eficaces en su propagación. Estos son algunos ejemplos de enfermedades infecciosas comunes que inicialmente se originaron de animales de granja: la tuberculosis (rumiantes), la gripe (patos y cerdos), el sarampión (vacas), la parotiditis (cerdos) (43). 

    • Destrucción de ecosistemas y pérdida de biodiversidad: La actividad humana ha cambiado más del 75% de la superficie terrestre de la Tierra. La ganadería es el principal causante de este cambio a nivel mundial. Bosques y selvas se están destruyendo para crear pastos y tierras de cultivo para producir piensos. Esta destrucción de ecosistemas nos acerca cada vez más a animales salvajes y a sus, a menudo, desconocidos patógenos (44). 
    • Animales salvajes como comida: Cada año millones de animales salvajes se capturan y comercian, habitualmente ilegalmente. Además, varias especies de animales salvajes se crían en granjas intensivas. Este trato de animales salvajes, así como matarlos y comérselos, conlleva el riesgo de la transmisión de patógenos de una especia a otra. Ejemplos de patógenos transmitidos al humano de esta manera son el virus del Ébola y Marburg, el VIH, el virus West Nile, varias cepas de influenza, y los coronavirus que causaron las pandemias de SARS y MERS, con el COVID-19 siendo la consecuencia más reciente de la transmisión zoonótica des de animales salvajes (44,45). 

Dos preocupantes zoonosis estrechamente relacionadas con la ganadería son la gripe aviar y la gripe porcina. La gripe aviar tiene una mortalidad en humanos del 40-60% (45). En los últimos años han aumentado los brotes de gripe aviar en aves domésticas y silvestres (46). Aunque de momento la transmisión a humanos ha sido ocasional, la creciente demanda de pollo, junto con las prácticas de cría intensiva de aves de corral y mamíferos, proporciona las condiciones idóneas para la mutación del virus a cepas con mayor potencial epidémico en humanos (46,47).

Las consecuencias del cambio climático en la salud 

Una de las amenazas más serias a las que los humanos nos enfrentamos en la actualidad es el cambio climático. 

En 2018, el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) advirtió sobre las nefastas consecuencias del calentamiento global de 1.5ºC por encima de los niveles preindustriales. Esto incluye calor extremo, aumento y mayor frecuencia de inundaciones y sequías, aumento del nivel del mar, pérdida y extinción de especies y riesgo para la salud humana, los medios de subsistencia, la seguridad alimentaria, el suministro de agua, la seguridad humana y el crecimiento económico (48). El último informe del Programa Medioambiental de las Naciones Unidas (UNEP por sus siglas en inglés) reveló que estamos cerca de llegar a temperaturas globales 1.5°C por encima de los niveles preindustriales, y que si seguimos como hasta ahora, las temperaturas aumentarán un 2.9°C por encima de los niveles preindustriales en 2050 (49). 

Aunque hasta ahora los países de renta baja y media han sido los más afectados por el cambio climático, es cuestión de tiempo que afecte a todo el mundo. De hecho, en los últimos dos años hemos sido testigos de temperaturas extremas, incluso en Europa, sequías y escasez de agua y un aumento en catástrofes naturales en Europa. 

Como médicos, a medida que el cambio climático empeore, nos vamos a encontrar de forma más frecuente con los siguientes problemas de salud (50):

  • Lesiones y muertes por catástrofes naturales (inundaciones, incendios, terremotos, erupciones de volcanes, etc.)

  • Enfermedades causadas por el calor debido a temperaturas cada vez más altas 

  • Enfermedades respiratorias debido a la contaminación atmosférica 

  • Infecciones tropicales y otras enfermedades transmitidas por vectores debidas al aumento de temperaturas con climas cada vez más tropicales

  • Escasez de alimentos y agua debido a sequías cada vez más frecuentes y a la destrucción de cosechas y campos de cultivo por el cambio climático

  • Empeoramiento de la salud mental y psicosocial debido a todo lo anterior
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Figura 6. Esquema de los  riesgos que el cambio climático tiene para la salud, sus rutas de exposición y factores de vulnerabilidad. El cambio climático afecta a la salud tanto de forma directa como indirecta por factores medioambientales, sociales y de salud pública.

Está en nuestras manos cambiar el curso de la situación. Hasta ahora el foco para combatir el cambio climático ha estado en los medios de transporte. Sin embargo, en años recientes está saliendo a la luz el efecto devastador que el sistema alimentario actual tiene en la actual crisis ecológica y el cambio climático. La ganadería es el mayor contribuidor de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), produciendo más emisiones de gases de efecto invernadero que todas las formas de transporte juntas. Estimaciones conservadoras de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) indican que la ganadería es responsable de entre el 14.5% y el 18% de las emisiones de GEI por el humano (51,52). Sin embargo, cuando se tienen en cuenta los costes de oportunidad, las emisiones de GEI de la ganadería aumentan al 51% (53,54) y hasta al 87% (55). 

El gráfico siguiente muestra el impacto en la reducción de emisiones de GEI y el potencial de secuestro de carbono de distintos cambios en la dieta, con el cambio a una dieta 100% vegetal mostrando el mayor impacto.

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Figura 7. Reducciones en el impacto climático por distintos cambios de dieta. De arriba a abajo: sin carne de vaca ni de cordero; sin carne de vaca ni de cordero y sin lácteos; sin carne de ningún tipo ni lácteos; vegana o 100% vegetal (sin ningún tipo de producto animal). Si todo el mundo adoptara una dieta 100% vegetal, las emisiones de GEI en relación a la comida se reducirían un 48% y el uso de la tierra para actividades agrarias se reduciría en un 75%, con el consecuente potencial de secuestro de carbono por la restitución de bosques.

En la sección de salud planetaria, encontrarás más información sobre el impacto del sistema alimentario actual en el medioambiente, y por qué una alimentación vegetal es la más sostenible y la que puede revertir el calentamiento global de forma más rápida.

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